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Las tablas en pandemia.
Un grupo de jóvenes arrastrándose en la zona de la calle El Laurel, cerca del barrio de La Centinela, en 2019.
Llegan las Tablas de 2020 y nadie sabe aún cómo van a ser, ni siquiera si van a haber.
Todos damos por seguro que no habrá una celebración como la de todos los años. Que nos veremos sin las calles cortadas ni los neumáticos al final de las calzadas. Que no habrá gente agolpándose para ver las tablas, alucinando o hasta animándose a arrastrarse con la gente del pueblo. En el momento de escribir esto aún no se sabe nada del planteamiento del Ayuntamiento para este año. Pero damos por hecho todos que va a ser así. Estamos en pandemia y lo último que quiere nadie es asumir un riesgo tan grande. Y pensábamos que el mayor riesgo con eso estaba en arrastrarse... Ante todo seguridad, no ponernos en peligro innecesariamente, no suponer una amenaza para la salud de otros...
Una joven se abre paso entre quienes se arrastran en la calle El Sol.
Pero eso puede que haga la celebración este año incluso un poco mejor, más especial para la gente de nuestro pueblo, más ¿"normal" o "natural"? Sin tener que esperar a miles de visitantes que lo colapsen todo. Sin tener que pensar en Las Tablas como el centro de un negocio, como la tradición con la que se han venido aprovechado siempre durante tantos años tanta gente de tantos sitios, de Icod y de fuera, para hacer caja con mil cosas pegadas a esto, gracias a nuestra costumbre, dejándola incluso en un segundo plano. Dándole protagonismo a otras cosas a costa suya. Pudiendo llegar a quitar cierto protagonismo al acto en sí de divertirse con la gente del barrio, que es de lo que va esto y nada más. De pasarlo bien con los amigos y amigas arrastrándose por una pendiente. Aprovechándose todos como pueden de Las Tablas para darle bombo a lo suyo: a este vino o el otro para el que se prepara el tenderete que haga falta, al yugo cristiano de siempre con sus misas (hasta hace un tiempo) y sus procesiones humillantes y absurdas (que aún se siguen viendo -no hay mal que por bie no venga ;-) ), al negocio tal o cual de restauración u hostelería, a este o aquél producto... Es así como funciona, pero no se ha podido nunca realmente quitarle el protagonismo a la tradición de arrastrarse con una tabla, que podría sobrevivir sin problema sin nada de todo eso. Al revés no. Lo demas son todo un algo pegado a ella.
En la calle de San Antonio, descansando sobre la pila de neumáticos mientras un grupos de niñas vienen cuesta abajo sobre sus tablas.
Este año el virus puede que hasta nos haga un favor por eso mismo. Si Las Tablas quedan más que nunca como una costumbre de barrio podrán vivirse como son. Sólo la calle y la madera, con los amigos. Aunque tenga que hacerse manteniendo una distancia de seguridad, sin acercarse a los demás, pero con ellos como siempre, sin el jaleo de todos los años. Quizás podamos hacerlo así sin problema, saliendo a nuestra calle del barrio a pasar un rato, como quien sale en bici, pero aquí al lado, con precaución, con mascarilla, con distancia... Quién sabe. A ver cómo se organiza todo al final. Seguimos pendientes, y por supuesto desde aquí no se anima a saltarse ninguna norma ni restricción. Todos sabemos que somos gente responsable, sobra decir nada de eso. Sólo estamos imaginando qué opciones pueden haber. Y para todo suele haber una manera.
Sea como sea esta tradición no va a parar nunca, está clarísimo. El virus como todo tendrá solución y desaparecerá. El virus de Las Tablas no tiene. Y si no es este año el próximo seguro que podremos darnos una buena dosis. Para esto no hay vacuna posible.
Mientras tanto, si este año no podemos verlo en la calle como los anteriores, podremos vivirlo como siempre en esta página, que se hizo para eso, y que como siempre, un año más, aportará su buen grano de arena para mantener esta tradición viva en todas partes.
Este 2020 nos vemos de nuevo en Las Tablas. Si no es en la calle, como siempre aquí en la web.
En la calle Hércules, viendo venir una tabla contra los neumáticos al final de la calzada.
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