Cómo es una tabla.
Se hacen con una plancha de madera, preferiblemente de tea. Cada cual la consigue como puede, en función de la edad, la zona donde viva, etc. A los más peques se las harán sus amigos o familiares mayores, lógicamente. Pero a partir de una edad en que la gente ya se desenvuelve sola se tira de cualquier cosa para hacerse cada uno la suya. Cualquier plancha de madera abandonada o de deshecho puede servir. Un serrucho, unos clavos, una lija si es necesario y quedará perfecta.
Se le colocan lo que se llaman chanfles, dos trozos de madera adicionales, normalmente dos, uno delante y otro detrás, y generalmente en los extremos. Su función es apoyar los pies para evitar salirse de la tabla y también ayudan a poder dirigirla a un lado y a otro con facilidad usando las piernas. Incluso se le puede colocar una cuerda sujeta al centro del chanfle delantero para esto. Los chanfles además protegen de golpes contra otras tablas, impiden que se suban unas sobre otras. También ayudan a protegerse en el golpe contra los neumáticos al final de la calzada. El chanfle anclado a la tabla evita que ésta se entierre por debajo de la montaña de gomas. Al golpear el tope contra las ruedas se consigue que éstas ayuden a amortiguar el choque. Si la tabla no lleva chanfle delantero puede ocurrir fácilmente que se cuele por debajo de los neumáticos y deje totalmente sin protección a quien vaya en la tabla. Haría también más difícil evitar la colisión directa del cuerpo contra las gomas, o impediría poder saltar en el choque aprovechando el rebote para evitar golpes.
La tabla, por la parte superior, pueden dejarse con la madera "pelada", por decirlo así, sin nada más, aunque es habitual completarla con un cojín para sufrir menos la dureza del suelo, los golpes o las caídas en los saltos. Si la tabla es grande y se suele usar para dos personas se le puede poner un cojín más largo. Pero es normal igual que mucha gente no le ponga ningún asiento. También es frecuente que cada uno la decore a su gusto, según sus aficiones, personajes favoritos o costumbres. Todo requiere al final unas horas de dedicación para personalizarla bien. Esto tiene su parte importante de creatividad. Se ven decoraciones de lo más originales, unas más profesionales que otras, es lo de menos; lo importante es que se vive la tradición al gusto de cada uno. Luego hay quien le coloca asas a los lados. Ayuda a transportarla mejor y sirve para no perderla en los saltos como los que se dan en la calle El Plano, por ejemplo. También se le suele colocar una cuerda para transportarla cuesta arriba. Esto se ve sobre todo a medida que la tabla es mayor o más pesada, lógicamente.
Lo normal es que la tabla tenga un tamaño mediano, lo suficientemente grande como para ir cómodo, con las piernas no demasiado estiradas ni tampoco demasiado dobladas, apoyadas en el chanfle delantero. Un tamaño que además suele permitir llevar a otra persona un poco acurrucada en el centro, entre las piernas de quien dirige la tabla. Pero se suelen ver también muchas tablas más bien pequeñas. Son menos pesadas, más fáciles de transportar y pueden ayudar a saltar un poco más también si es esto lo que se va buscando. Las tablas más pequeñas son más de calles rectas y rápidas, como las que ve todo el mundo en la calle El Plano, mientras que las tablas más "normales", por decirlo así, las de tamaño mediano, habitualemente de madera y que permiten ir más holgados encima, son más típicas de otras calles, con alguna curva, desniveles varios y demás. Una tabla mediana y que no vaya demasiado rápido es más orientable, se puede dirigir mejor. Mientras que las tablas pequeñas como las que se usan en la calle El Plano, donde se va más recogido y con las piernas más dobladas, son más adecuadas para ir más rápido y en línea recta, sin necesidad de vigilar desniveles ni curvas.
Para hacerlas deslizar calle abajo se lijan bien por la cara que da al suelo. Luego se les suele aplicar sebo animal o cera o parafina de vela. O de todo eso junto o alternado también, es lo de menos cuando se quiere que la tabla deslice rápido. Si la tabla se está estrenando al principio irá lento, pero a medida que se van lijando con el arrastre terminan alcanzando una gran velocidad enseguida. Una rato arrastrándose con la tabla nueva puede ser más que suficiente para dejarla completamente lista.
Las tablas se impulsan usando los brazos. Si la tabla es nueva habrá que usarlos más al principio, pero cuando esté lista no hará falta ni impulsarse, la gravedad hará todo el trabajo y la madera se deslizará por sí sola desde el inicio de la cuesta. Luego la trayectoria se va dirigiendo principalmente con las piernas. Se orientan sacando un pie u otro y pisando el asfalto con mayor o menor intensidad. Aunque también se usan los brazos cuando se va más despacio si hay que desviarse y la calle no ayuda. Cuentan que antes se usaban también dos trozos de madera con las manos para orientar el rumbo. Se aplicaban esas maderas con las manos en el asfalto y actuaban como timón, parecido a los remos de un bote. Para frenar siempre se usan ambos pies a la vez, lógicamente.Todo esto se aprende sin que nadie te enseñe, por simple intuición. Primero se va despacio, comprendiendo cómo reacciona la tabla y conociendo la calle y luego, cuando te lo aprendes, ya es coser y cantar, se va tan rápido como uno quiera.
Las tablas suelen guardarse de un año para los siguientes, por supuesto. Hasta que aguanten. Lo normal es usarlas año tras año hasta que queden muy deterioradas o hasta que se partan si la madera no es muy resistente. Si la madera es buena no tienen por qué perderse nunca. Hay quien tiene varias para usar según la calle o con quién te arrastres...
Se ven últimamente muchas planchas de metacrilato. Hay quien le ha cogido el gusto a este material sencillamente porque desliza mucho, pero no es la tradición. Algunos se arrastran sobre el metacrilato directamente. Resultan unas tablas mucho más finas. Dan mucha más sensación de inseguridad pero realmente el riesgo es más o menos el mismo al final, salvo el que no llevan chanfle. Usadas así además dan oportunidad de una decoración más sofisticada. Pero lo habitual es que fijen la plancha de metacrilato bajo la tabla de madera de toda la vida con unos tornillos. Así se arrastran en las mismas condiciones solo que mucho más rápido. Son las que más se ven en la calle El Plano, donde predominan sobre todo los aficionados a la velocidad al ser una calle totalmente en línea recta y con mucha pendiente. Esta nueva costumbre ha deformado un poco la tradición, pero las tablas de madera no han desaparecido ni mucho menos. Han terminado por mezclarse y convivir unas con otras.
Suelen hacerse también tablones mayores para más de dos personas. Los grupos usan tablones del tamaño que les parezca mejor, para tres, cuatro... ocho personas... Todos los que se atrevan. En ese caso suelen ponerse chanfles intermedios y usarse lógicamente maderas más gruesas, resistentes y pesadas. Cualquier portón sin uso puede servir.