Crónica del arrastre de 2014.
Este año la fiesta cayó en sábado y domingo. Siempre nos fijamos en esto para hacer una valoración anticipada de cómo va a salir todo. Casi siempre acertamos. Como era de esperar, el sábado estuvo realmente bien de gente. El público empezó a llegar poco a poco como siempre ocurre, casi sin darnos cuenta. A media tarde estaba la calle El Plano llena, pero bastante transitable. Te podías mover bien, había espacio. Y cuando fuimos a darnos cuenta, a eso de las diez de la noche, ya estaba abarrotada, la calle entera. Sin duda el temor por el temporal debió bajar la afluencia de público, pero hubo mucho ambiente hasta las tantas. El domingo sí estuvo todo un poco más despejado. Era lógico, pues al día siguiente habría que ir a trabajar. Pero aún así hubo bastante público disfrutando de las tablas y el ambiente con tranquilidad. El temporal que se está haciendo tradición también en noviembre descansó otra vez este año por la fiesta. Sólo el domingo a última hora apareció algo de agua. Una lluvia muy fina y escasa que amenazó durante un rato, pero que no acabó siendo mucho peor.
Todos los años se sorprende uno con la cantidad de gente que se encuentra que han venido a conocer la tradición y cómo les llama la atención. Este año quizá resultaba llamativo ver más gente de fuera probando la experiencia, arrastrándose y pasándoselo bien. Sobre esto hay que recordar que se deben tomar muchas precauciones. Que los accidentes ocurren. Ver algunas chicas tirándose en pantalón corto ponía la piel de gallina. El más mínimo roce contra la acera, contra otra persona, contra otra tabla o contra el suelo, yendo a esa velocidad... Pero no pasó nada. Esta vez. Mejor evitar tentar mucho a la suerte en esto.
También se veía gente haciendo fotos un tanto despistada, ocupando el carril de las tablas mientras miraban la pantalla del móvil así, tan tranquilamente. Es también muy peligroso porque no da tiempo de nada si te despistas un momento ajustando el móvil o embelesado grabando la escena. Pero peor fue ver cómo alguien incluso se daba la vuelta para grabar calle abajo sin salirse del carril.
Pero todo salió bien. Quedaron en simples anécdotas en medio de la diversión. Como comenta la prensa, no hubieron percances importantes. Algún esguince y poco más. Personalmente tuve la desagradable experiencia de captar un accidente con la cámara el sábado, cuando fotografiaba cerca de los neumáticos. Alguien tuvo mala suerte creo que al frenar. Se le engancharó el calzado de algún modo, entiendo yo, y salió de frente dando vueltas. Me contaron que se lo llevaron en ambulancia al hospital con un collarín pero que al final se vio que no había sido nada. Su familia me lo confirmó dos días después. Y nos alegramos todos mucho.
En general las noches fueron como siempre un buen par de días de pasar el rato agradable en los ventorrillos probando el vino recién estrenado y disfrutando de unas castañas y carne asada en los alrededores. Y sobre todo varios días para que la gente del pueblo se desentendiese de todo y disfrutase de su tradición en la calle como todos los años.
Llamaba la atención mucho también ver más gente en las calles. Más juventud participando en su barrio. Algunas rampas estaban repletas. Jóvenes y adultos. En la calle Los Franceses, por ejemplo, a veces costaba entender cómo podía caber tanta gente arrastrándose. En la calle El Laurel la rampa es mucho mayor y también estaba a tope.
En lo que respecta a la web y la página de Facebook tampoco defraudaron. El año pasado se perdió la página de Facebook con más de 1.400 personas suscritas. Hubo que empezar de cero este año y se ha terminado superando la cifra. Han habido más visitas. Siguen mostrando interés, informándose, preguntando. Todo bastante positivo para Las Tablas y para Icod; significa que la tradición sigue siendo del gusto de muchos en todas partes. Hay que destacar el apoyo que ha dado la gente a este proyecto, el público en general. Después de todo ésta es una fiesta de la gente, una costumbre propia del pueblo, una tradición como pocas. Además este año se han sumado los empresarios, uniéndose al carro para mantener viva la tradición y relanzarla junto con el municipio y la comarca a todos los niveles.
Todo esto deja buenas espectativas para el año que viene, que aunque caiga un día entre semana seguro que seguirá contando con muchos fieles a esta costumbre única. Quien la disfruta es raro que se la quiera perder.